A veces me pregunto por qué soy tan complicada, tan contradictoria.
Tengo la capacidad de ser una cosa y, al minuto siguiente, la contraria: de estar feliz paso a una profunda tristeza; me miro al espejo, me veo con cara de pan y con una nariz que no me va, pero otras veces me descubro observando mis ojos y mis labios, y decido que no, no soy tan horrible, quizás ni siquiera llegue a ser fea; me consta que tengo una suerte enorme por contar con mis amigos, pero hay momentos en los que me agarra la tristeza y no sé a quién llamar, porque no me gusta molestar, y me siento sola, horriblemente sola; aguanto mil lágrimas porque odio que me vean llorar, sin embargo, las traidoras salen a borbotones cuando se rompen los diques, siempre frente a mi novio, soy noche y día; grande y chica; soy, en definitiva, una chica grande que teme amar y que, sobre todo, teme que no la amen.
miércoles, 4 de mayo de 2011
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